sábado, 26 de mayo de 2012

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Sus manos, podría tocarlas pero una vez más se difuminan, es un cuerpo anómalo el suyo, adaptado a los tiempos que corren. 

Estos tiempos de medición estratosférica, estadística descriptiva y analógica sonrisa. Es un cuerpo que funciona con el grito, con el ¡SÍ, SEÑOR!, 14 balas, 14 cuerpos más. ¿Por qué te paras? Esto se está llenando de humo, y el ambiente cargado se está tornando lacrimógeno. 

Avanzamos entre estatuas de piedra, hacia el aplauso fácil, y a ti no te tiembla el pulso, ya lo has hecho varias veces. Mi tensión se dispara, no sé si podré seguirte el ritmo cuando el telón se levante, tal vez necesite escribirlo en alguna parte. Las razones se me empiezan a  acabar en una procesión de palabras sin orden,  imágenes en blanco y negra akinetopsia. Las pupilas han empezado a dilatarse.  Hoy no estoy en casa, vuelva usted mañana.

Andar con los pies descalzos siempre fue nuestra perdición.

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