viernes, 2 de septiembre de 2011

Última llamada para el vuelo FR6653 destino Málaga

Me he desvelado antes de tiempo. Tantas cosas que me gustaría decir, y tan poco tiempo, tan pocos medios. Aún no desperté de aquel sueño, me levanto y mi cuerpo se tambalea en el cruce divergente de éstos con la realidad de mi almohada. Lo que daría por un vuelo de ida a ninguna parte. La magia va desapareciendo, van quedando las colillas humeantes, los posos de las lluvias que echábamos de menos, las postales sin nombre ni mensajes, sólo caras sonrientes, la procesión de despedidas, los abrazos de última hora, la última llamada para los pasajeros. Atravieso el papel sin tiempo a respirar siquiera, quería decir algo pero se ha ido. Voy en contrarreloj de mis recuerdos, de tus rostros anónimos, de tus nombres que me van costando recordar.

Ángel del este, novena sinfonía en clave germánica, suena para mí esta noche. Tócala otra vez, Sam…

He de plasmar un testimonio en alguna parte, para que el tiempo y el olvido tengan algo de que hablar cuando yo ya no siga por aquí. Ya sonaron las campanas de medianoche, cenicienta perdió el zapato y nada bueno pasa tras las dos de la madrugada. Me gustó escucharte decir eso. Pero poco importa, porque el significado se diluye a medida que escribo. Me gustó saber que yo tenía razón, y que afuera sigue lloviendo y la magia sigue siendo arrastrada por la corriente. Me gustaría quedarme un poco más, hacer alguna tontería de esas que tanto me gustan.

Pero vuelvo a acostarme. Preferiría no saber qué hora es. Ni saber quiénes somos. Especialmente quién eres tú.

No hay comentarios: