Sus manos, podría tocarlas pero una vez más se difuminan, es
un cuerpo anómalo el suyo, adaptado a los tiempos que corren.
Estos tiempos de medición estratosférica, estadística
descriptiva y analógica sonrisa. Es un cuerpo que funciona con el grito, con el
¡SÍ, SEÑOR!, 14 balas, 14 cuerpos más. ¿Por qué te paras? Esto se está llenando
de humo, y el ambiente cargado se está tornando lacrimógeno.
Avanzamos entre estatuas de piedra, hacia el aplauso fácil,
y a ti no te tiembla el pulso, ya lo has hecho varias veces. Mi tensión se
dispara, no sé si podré seguirte el ritmo cuando el telón se levante, tal vez
necesite escribirlo en alguna parte. Las razones se me empiezan a acabar en una procesión de palabras sin
orden, imágenes en blanco y negra
akinetopsia. Las pupilas han empezado a dilatarse. Hoy no estoy en casa, vuelva usted mañana.
Andar con los pies descalzos siempre fue nuestra perdición.